La Comunidad Educativa Frente al Neoliberalismo.

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LA REFORMA CURRICULAR

Pascual Amézquita Zárate

En este capítulo...
La función de la universidad.
El plan de estudios.
La pedagogia en la universidad.
Investigación y Extención..

La reforma curricular, la cual está asociada a la calidad de la educación depende de la existencia de condiciones institucionales como la financiación adecuada y el ambiente democrático. Supuestas estas condiciones, o, como es normal en nuestro medio, a la par que se lucha por obtenerlas, la calidad está relacionada con la concepción y organización curricular de la institución y de cada una de las carreras en particular.

Usualmente se ha confundido el currículo con el plan de estudios, como lo demuestra el hecho de que cada vez que se habla de reforma curricular el asunto se reduce a cambiar tal o cual materia de semestre o, en el mejor de los casos, a excluir o incluir una nueva materia. Vale la pena por tanto subrayar la diferencia que existe entre el currículo y el plan de estudios. Ante todo indicamos que este último es apenas uno de los componentes del currículo, el que muestra la distribución temporal de una serie de asignaturas que han sido identificadas como componentes de una carrera.

En cambio, el currículo hace referencia a varios aspectos que van más allá de las asignaturas. Incluye, a manera de recursos del currículo, las condiciones que mencionamos arriba -financiación e infraestructura-, una concepción sobre la marcha de la institución, es decir sobre la democracia y además aspectos de igual importancia como la definición de la función de la universidad, el tipo de pedagogía que primará en la institución, el papel de la investigación y de la extensión ia se entiende asociada a la difusión de los conocimientos en la medida en que estos diariamente son revalidados o creados.

No obstante, en Colombia prima por sobre todo la docencia como función de la universidad y, debe puntualizarse, la mala docencia. La legislación nacional, al jerarquizar las instituciones, acepta la existencia de universidades -públicas y privadas- en las cuales la creación del conocimiento o su revalidación no existen. Sólo cuando median consideraciones extrauniversitarias el gobierno recuerda este requisito, como lo demostró al caso de las universidades del Cesar, Sucre y Guajira, las cuales fueron puestas en la picota por las deficiencias en estos campos, como si fuesen ellas -y no el gobierno- las culpables de esa situación.

Se desconoce entonces el papel que pueden jugar las universidades como soporte del desarrollo del país y, de contera, como puntal de la soberanía nacional. Aunque buena parte de los delineadores de la política educativa estatal se declaran seguidores de lo que ha dado en llamarse las "megatendencias", en especial aquella que atribuye significación casi milagrosa al conocimiento, no se plantean políticas acordes con esa creencia.

Pero no solo se le dificulta a la universidad cumplir con su papel en relación con el conocimiento científico, sino que el espíritu de los tiempos le quiere imponer una nueva misión a la universidad: ante la notoria ausencia del Estado en la solución de los problemas de la sociedad, se aspira a que sea la universidad la que salga a resolver la falta de educación básica, salud, vivienda y demás carencias que padece la población.

Por supuesto, de tomar forma esta concepción del papel de la universidad, influirá inmediatamente en sus currículos, convirtiéndolas no es un alma matter del saber sino en una especie de arruinada institución de beneficencia.

Al respecto corresponde a los estudiantes estar alerta contra este nuevo intento de desnaturalización de la universidad, argumentando que corresponde al Estado, a través de sus entes especializados, resolver estos problemas y que en caso de imponerse el criterio, la sociedad no solo pierde a una de las pocas instituciones generadoras de conocimientos sino que la universidad tampoco podrá hacer nada efectivo en su pretendida nueva tarea.

EL PLAN DE ESTUDIOS

El concepto de universidad y la consecuente definición de lo que han de ser las carreras que ofrezca, constituyen la primera piedra en la definición del plan de estudios de cada en la interdisciplinariedad. Es poco menos que imposible aspirar a encontrar un docente que pueda resolver ambos extremos, por lo cual se impone la división de la materia en seminarios manejados por profesores especializados que abordan un determinado aspecto del conocimiento de una manera especializada el cual será complementado por otros profesores, con diferente especialización.

Salta a la vista que una universidad que aspire a poner en marcha esta forma de organización debe disponer de recursos suficientes, en relación tanto a profesores especializados como a infraestructura adecuada.

* Una de las características que ha identificado los planes de estudio es el gran número de asignaturas que agobian a los estudiantes cada semestre y a lo largo de la carrera. Es una herencia de la vieja universidad enciclopédica que pudo haber cumplido un papel avanzado en otras épocas, pero que hoy se convierte en obstáculo para alcanzar una buena calidad de la educación.

La concepción actual se centra en concebir un sistema académico en el cual el alumno es inducido a concentrar su atención en unas pocas asignaturas -o seminarios- pero cada una de ellas tiene un alto grado de exigencia. En consecuencia, el estudiante deberá hacer uso intensivo de las bibliotecas, los laboratorios y los tutores que la institución debe poner a su servicio.

Desafortunadamente, la tendencia en el país es a escudarse en este criterio para ahorrar costos. En efecto, la reducción en el número de asignaturas puede convertirse en un mecanismo para deshacerse de un alto número de profesores, que pasarían a ser tutores e investigadores en una concepción de universidad que no se rija por las frías leyes del cálculo de costos. Por supuesto que la solución no está entonces en exigir más horas de clase, sino laboratorios y bibliotecas especializados, a la par que una programación de tutorías e investigaciones que sugieran al estudiante un ritmo de trabajo intensivo.

LA PEDAGOGIA EN LA UNIVERSIDAD

Pareciera existir consenso en punto a identificar como la peor forma pedagógica, en cualquier nivel educativo, la clase magistral.

Pero la observación de la actividad diaria en las instituciones educativas muestra cuán lejos está la crítica unánime frente a la práctica generalizada. Sigue campeando el anticuado y poco menos que inoficioso sistema del profesor que usa como gran recurso didáctico la tiza y el tablero. Pero irónicamente las instituciones pregonan -y hasta se dan el lujo de exigir- el uso de otras pedagogías más modernas.

Este problema lo planteamos en dos niveles: de una parte la inexistencia de capacitación a los profesores para que conozcan y pongan en práctica metodologías de enseñanza novedosas, que estén acordes con los avances de la pedagogía, de la didáctica y de los multimedios. Pero el asunto no puede terminar en aceptar una especie de complicidad por parte de los profesores, quienes son movidos a creer que la culpa es de ellos, pues de otra parte la ausencia de los mínimos recursos institucionales para hacer posibles las nuevas pedagogías.

En consecuencia, la tan manida exigencia de unir práctica y teoría no pasa de ser un sofisma de distracción útil para encubrir al verdadero culpable de tal estado de cosas.

INVESTIGACION Y EXTENSION

Implícitamente ya he hecho mención a estos temas. Ante todo debe destacarse que la razón de ser de la universidad como un todo es la investigación y a la par la transmisión de conocimientos, pero esta actividad también ha de ser a través de procesos investigativos.

Esto quiere decir que definitivamente deben ser desterradas del campus universitario aquellas metodologías de enseñanza que no induzcan al estudiante a ser partícipe en el proceso, es decir, aquellas que no tengan como base la investigación. Huelga decir que en consecuencia se requiere de la infraestructura elemental para lograrlo, laboratorios y bibliotecas.

Paralelamente la extensión puede convertirse en soporte de la investigación. Debemos oponernos a la forma que ha venido adquiriendo esta actividad, que no es otra que convertirse en un mecanismo de las instituciones para conseguir recursos. Con profunda preocupación se observa cómo las universidades, escudándose en la necesidad de la extensión universitaria -camino, se dice, para vincularla con la sociedad- dedican cada vez una mayor parte de sus recursos -instalaciones y profesores- a vender servicios, incluso a los mismos estudiantes, y no a la investigación y docencia.

La contrapropuesta será exigir que la universidad emplee su oficina de extensión para contratar proyectos que sirvan a la investigación que suscita la actividad diaria de la academia y a la planeación general de las investigaciones. Es decir, el rasero para identificar si un proyecto de extensión sirve o no a la institución es su utilidad académica, no su utilidad financiera. En consecuencia, en esos proyectos de extensión-investigación deben participar profesores y estudiantes, pero no en una cacería desprogramada sino como proyecto pedagógico de una asignatura, de un semestre o de una carrera.

En resumen,

* La reforma curricular está indisolublemente ligada al conjunto de reformas que deben ser adelantadas en la institución, entre otras, en cuanto a la concepción de financiación y de dirección académica.

* Reformar el currículo no es un ejercicio que pueda reducirse a introducir unos cuantos cambios en el plan de estudios, sino que involucra un análisis de la concepción de la función social del conocimiento y de la universidad.

* La línea directriz de la universidad debe ser constituirse en centro de creación y difusión científica de conocimientos, no en organización dedicada a intentar resolver problemas que corresponde es al Estado.

* Debe replantearse la usual organización del plan de estudios a través de asignaturas semestrales proponiendo a cambio mecanismos más eficientes como los seminarios, basados en ejes temáticos adecuadamente identificados.

* La reforma curricular implica también plantear pedagogías novedosas, las cuales podrán ponerse en funcionamiento a condición de que existan los recursos y la capacitación del caso.

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