La Comunidad Educativa Frente al Neoliberalismo.

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Currículo e investigación

CINCO MENTIRAS EN TORNO A LA REFORMA CURRICULAR

Subtítulos:
Primera Mentira.
Segunda Mentira.
Tercera Mentira.
Cuarta Mentira.
Quinta Mentira.
Una Verdad.

Pascual Amézquita Zárate

Mientras la ciencia y la tecnología avancen, siempre estará al orden del día la necesidad de introducir reformas a los currículos de las universidades. ?O hay alguna otra razón? A veces también será indispensable realizar cambios en la organización de las universidades para garantizar que las innovaciones académicas puedan circular por la institución.

El resultado del proceso podemos imaginarlo como una onda con sus picos y sus valles, en la cual podemos asumir que los primeros son los puntos en los cuales el conocimiento que circula por la universidad se acerca al máximun que la sociedad tiene a disposición en ese momento, mientras que los valles reflejarán el mayor alejamiento.

Otro tanto en torno a los demás aspectos involucrados en la reforma, como sería el caso de la vinculación de la universidad con su entorno, la eficiencia de la gestión, etc.

La longitud de onda en cada caso estará determinada en buena medida por ritmos o circunstancias impuestos a la universidad por fuera: modelos de desarrollo, movimientos sociales, revoluciones científicas y demás eventos que necesariamente debe reflejar la universidad. En todo caso, no es deseable que la longitud de onda sea tan corta que no permita consolidar los resultados de la onda anterior, ni tan larga que de lugar a estancamientos dañosos del sistema.

Corresponde a la comunidad académica tamizar los factores extrauniversitarios que inciden en la reforma, pues no siempre corresponden a lo que debe ser el desarrollo de la universidad y bien puede ocurrir en cambio que se conviertan en obstáculo para su genuino desenvolvimiento. Es en este contexto en el cual desarrollaremos lo anunciado en el título del escrito.

PRIMERA MENTIRA: REFORMAR EL CURRICULO ES REORGANIZAR EL PLAN DE ESTUDIOS

Aún pervive en la conciencia de cierto número de reformadores la idea de que "a la hora de la verdad" todo proceso de reforma termina siendo apenas un reacomodamiento de un conjunto de asignaturas que de tiempo atrás se han constituido en la esencia de la carrera y que bien que mal han demostrado ser eficaces para el propósito buscado.

Aquí nos encontramos con una especie de rompecabezas. Pareciera que el juego consiste sólo en lograr que las piezas cacen de la mejor manera posible, sin reparar en que los avances sociales implican que las piezas son cada día diferentes, otras, y en consecuencia, el juego de reacomodamiento no conduce a una verdadera reforma.

De lo que se trata entonces es de romper con una serie de fronteras artificiales impuestas por consideraciones extra-académicas (como la disponibilidad de los profesores para abordar ?otra materia? o de la universidad para contratar más maestros) o, para seguir con el símil, para diseñar otro rompecabezas.

?Cómo idear el nuevo rompecabezas? La pregunta por hacerse es qué espera del egresado la sociedad o, referido al caso particular, la comunidad donde se desenvolverá? ?Qué atributos ha de tener un buen ingeniero, un buen médico, un buen profesor en un momento dado? Empleando una de las terminologías usadas en la teoría curricular podemos enfocar la pregunta como la clase de conocimientos, habilidades y destrezas que debe poseer el graduado para enfrentar los retos profesionales.

Un ejercicio serio para dar respuesta al interrogante nos lleva a otro terreno: el modelo de desarrollo del país. Rompo lanzas con quien esté dispuesto a diseñar el futuro profesional sin tener en cuenta el tipo de país que necesitamos. ?Un profesional para la apertura con su modelo neoliberal, sus maquilas, sus sociedades sin fronteras, sus hermanos mayores merecedores de todo y los menores supeditados a una feroz tutela, sus filosofías posmodernas? En ese caso, sobra la reforma universitaria y en realidad la misma universidad. Todo nos vendrá vía el mundo sin luchas y sin alternativas soñado por Fukuyama.

Pero si se aboga por un profesional que consolide la unidad nacional y el desarrollo científico y económico del país, el mejorestar de los colombianos y la autoderminación nacional, la universidad es un componente vital de ese modelo y cuanto antes ha de sufrir una profunda reforma en sus estructuras para responder al reto.

El hombre integral, el profesional al servicio del país y otras cuantas linduras que suelen plasmarse en los preámbulos de las reformas, no surgen de la nada, ni pueden surgir cuando el modelo de desarrollo no los tiene en cuenta. ?Para qué preescolar en un país sin niños? ?Para qué universidad en un país sin sectores productivos modernos? ?Para qué departamentos de investigación si la verdad no existe, según afirman los vientos prevalecientes? ?Para qué médicos si como resultado de la ley 100 la gente recurre masivamente a los curanderos?

En consecuencia, el primer paso a dar en la reforma de la universidad y de cada una de sus carreras es identificar el tipo de egresado que el país necesita. El ejercicio dejará de ser académico si tal discusión toma como punto de referencia el modelo de desarrollo más adecuado para el país, no el que la moda o la fuerza esté imponiendo.

SEGUNDA MENTIRA: LAS CIENCIAS BASICAS SOLO SIRVEN DE COLADERA

En el horroroso pragmatismo que azota a la sociedad, uno de los sectores atropellados ha sido el de las ciencias básicas, tanto en punto a investigación como en cuanto a su enseñanza. No es gratuito que hoy vuelva a hablarse tanto de Dewey.

Nuevamente como consecuencia de la oleada neoliberal se ha vuelto lugar común mencionar que es inútil -y poco menos que injusto con los menesterosos- que un país subdesarrollado dedique recursos a la investigación en ciencias básicas. Lo que un país atrasado requiera en ese campo se soluciona fácilmente, basta con dos o tres cosas: conéctese a internet y busque lo que necesita; ponga en el e-mail a un buen negociador y ?ya está!

En el límite entre la ingenuidad y la aviesidad que comporta este razonamiento ?no cabe ni la punta de un alfiler?, pero sean cuales fueren los motivos de quienes así razonan, el resultado será uno solo: la eterna dependencia y subdesarrollo.

Pero mi desacuerdo con los pragmáticos no termina ahí. También se extiende a quienes de una u otra forma están por la abolición de las ciencias básicas en los currículos. Se argumentan varias razones de aparente validez: una de las más oídas es que a la hora de la verdad el estudiante no utiliza los conocimientos allí abocados, razonamiento que tiene sus variantes como aquella que pone en evidencia que cuando el estudiante arriba a los semestres superiores ya ha olvidado las ciencias básicas de los primeros semestres, o aquella otra que plantea la inutilidad del 90% de lo entonces visto.

En cualquiera de sus variantes, el argumento desnuda otros problemas, pero no pone en entredicho la utilidad de esos conocimientos.

Comencemos por la utilidad. Radica en que sólo a través de los conocimientos en las ciencias básicas que soportan el cuerpo de la profesión el estudiante estará en capacidad de convertirse en un autodidacta por el resto de la vida. Si solo sabe de las aplicaciones tecnológicas que los científicos han hecho tomando como punto de partida unos conocimientos básicos, el tal profesional no podrá enfrentarse de manera creativa a los problemas nuevos que le plantee el mundo del ejercicio profesional.

Veamos un ejemplo. En la didáctica de la matemática se insiste en la necesidad de que el estudiante aprenda a resolver problemas matemáticos y no simplemente ejercicios de reforzamiento de las ecuaciones o algoritmos que ha aprendido. Es más, se insiste en que por lo común ni los textos ni los profesores presentan al estudiante al concluir el tema verdaderos problemas, sino ejercicios repetitivos envueltos en diferentes enunciados para dar la apariencia de problemas. Es por ejemplo lo que ocurre con la ineluctable obra del doctor Baldor.

Otro tanto ocurre con el cuerpo de las carreras. Cuando el énfasis está en las aplicaciones, en las repeticiones, en las tecnologizaciones, el futuro profesional no podrá dar soluciones creativas a los problemas que se le presenten. A lo sumo, si hay suerte, presentará la respuesta sabida. Sólo el conocimiento dado por las ciencias básicas le dará las herramientas para abordar la realidad cambiante, que no puede ser prevista cuando apenas se conocen las aplicaciones tecnológicas, así estas sean las más avanzadas.

Analicemos ahora el problema. Cuando se escuchan las excusas queda claro que de lo que se trata en consecuencia es de lograr una mayor integración entre los contenidos de uno y otro tipo. Usualmente los conocimientos básicos se presentan en los primeros semestres, de manera descontextualizada y los otros en la segunda mitad de la carrera. El ejercicio de reforma curricular debe estar dirigido en primer lugar, ahí sí, a reacomodar las ciencias básicas, pero además con el criterio de que han de servir de soporte a ciertos conocimientos aplicados.

Una concepción tal del plan de estudios implicará, si es llevado hasta sus últimas consecuencias, que ciertas materias -digamos por ejemplo física en una ingeniería, o derecho romano en la abogacía, o química en ciencias de la salud- desaparezcan como tales y sean repartidas a lo largo de toda la carrera para ser abocadas como seminarios: seminario sobre hidrodinámica cuando se esté cursando sistemas de riego, seminario sobre la ?patria potestas? en Roma cuando se curse derecho de familia, seminario sobre aromáticos cuando se este hablando de anestesiología, etc.

Como se comprende, la organización puede ser hecha a la inversa. En ese caso, se toman como eje las ciencias básicas, las cuales se van complementando con los correspondientes estudios tecnológicos. Y pareciera más eficaz en punto a lograr que el estudiante tenga una visión científica de su actividad, no una visión ocupacional. En este sentido las tecnologías, las aplicaciones, se abordarán por medio de seminarios incrustados en las materias básicas.

Un tipo tal de organización del plan de estudios requiere un cambio radical en la organización de la institución. No implica necesariamente la abolición de los departamentos, pero sí la creación de organismos ?virtuales? que coordinen el trabajo. Asimismo, los cursos de materias básicas se tomarán hasta en los últimos semestres y, seguramente, una materia que solía verse un semestre deberá ser planeada para dos o tres.

Pienso por lo demás que el nuevo enfoque académico y la concomitante reorganización administrativa animará la renovación de profesor. Cuando el docente es ?dueño? de su materia, padecerá la irresistible tendencia a repetir los contenidos una y otra vez. Pero si sus conocimientos son una parte intregal del todo que deben estar en constante debate y confrontación con las otras partes, se sentirá motivado para investigar e innovar.

TERCERA MENTIRA: LA UNIVERSIDAD NO ENSEÑA CIENCIA, SOCIALIZA SABERES

Pero contra esta propuesta complota la ?nueva? epistemología de corte subjetivista que amenaza dejar sin trabajo a los científicos. A los científicos del tercer mundo, habría que aclarar, pues las academias de los países desarrollados se han cuidado de evitar que esa moda de rancio olor sofista impregne sus claustros.

Como se sabe, tomando como punto de arranque elaborados paralogismos, los postfilósofos argumentan que en el mundo no hay conocimientos científicos sino saberes, abocando irremediablemente a sus creyentes a un agnosticismo trasnochado.

No es tema de esta ponencia la epistemología, pero no está por demás mencionar que este tipo de planteamientos caen en una tremenda confusión entre la sociología del conocimiento con la epistemología y la teoría de la verdad. Los ?Grupos de referencia? que sirven de sustento a teorías como las de Kuhn son elemento de la sociología, no de la epistemología.

Las expresiones de ese modo de acometer el conocimiento son varias. Por ejemplo, en economía han dado lugar a la teoría marginal del valor, la cual pretende explicar que las mercancías tienen un valor determinado por la utilidad que le presten al comprador, no por factores propios de la misma mercancía como sería el tiempo de trabajo empleado en su producción .

En aquellas carreras en las cuales es imposible cercenar los conocimientos científicos, el procedimiento es más sutil: ciencias básicas por allá, de manera vergonzante y, en la actividad práctica, el uso de los ?saberes?.

Este tipo de enfoque nada aporta a la capacidad de predicción y de resolución de problemas que ha de caracterizar a un universitario. Por el contrario, lo ahoga en un tremedal pragmático, tan dañino para él y para el país como el tecnologisismo que busca contrarrestar.

A manera de consuelo de tontos diremos que el mal no solo es nacional. En Estados Unidos, con vistas a mejorar su esclerótico sistema educativo, se ha venido impulsando la elaboración de unas pautas mínimas nacionales para la enseñanza de las ciencias por parte de la National Academy of Sciences (NAS). Producido el primer borrador, Gerald Holton -físico e historiador de la ciencia de la Universidad de Harvard- afirmó que "algunas expresiones ?posmodernistas? usadas en el borrador, particularmente el pasaje que describe la ciencia como una ?actividad social? de ?construcción de conocimiento? implican que es imposible alcanzar el conocimiento objetivo", concepción que, puntualiza, se convierte en obstáculo para la reforma que necesita el sistema educativo .

CUARTA MENTIRA: LA EDUCACION PRIVADA ES PUBLICA

En medio de la oleada neoliberal que padece el país, uno de los muchos afectados ha sido el conjunto de universidades públicas. El problema está bastante analizado por lo cual sólo mencionaré que la educación pública y gratuita no es un gracioso donativo que las élites gobernantes hacen a los más pobres a modo de ?inversión social?, como el Banco Mundial ha dicho que debe decirse en estas latitudes. No. La educación pagada por el Estado es el reflejo de la comprensión de que es una fuerza social productiva que se convierte en medio insustituible para el desarrollo de las naciones.

El objetivo de la universidad pública no es servir de centro de caridad donde estudien los pobres. Es contar con un medio que garantice que la política de desarrollo del Estado -analizada, discutida en la misma universidad- cuente con la herramienta académica e investigativa que lo ponga en práctica.

Su importancia y utilidad han sido demostradas por la historia de los países europeos, donde, sin importar el poder adquisitivo de sus habitantes, siempre la universidad pública y gratuita ha sido la regla lo mismo que en el Japón y Canadá. En Estados Unidos también, aunque hoy en menor grado, la universidad pública ha sido determinante; pero la actual relativa debilidad es compensada con creces a través de centros de investigación y academias de ciencia estatales que garantizan el desarrollo de sus políticas, imperiales en este caso. Por lo demás es sintomático que en un estudio reciente se indicara que la educación superior de ese país "está acosada por un número de problemas", destacándose cinco, ocupando el primer y segundo puesto "el espiral ascendente de los derechos de matrícula", y "el aumento de préstamos morosos no pagados en los programas de ayuda estudiantil", respectivamente .

En los países subdesarrollados de una u otra manera se destacaron Brasil, México y Argentina durante un lapso en que además de otros factores sus universidades nacionales fueron prioridad del gobierno. Impuesto el modelo neoliberal, estas se convirtieron en obstáculo por lo cual han empezado a tomar auge las instituciones privadas.

Decir que la universidad privada es pública porque cumple una función pública es no solo un silogismo de mala contextura sino una forma de engañar a la sociedad. Pero sin parar mientes en ello se ha acentuado el propósito de privatización, con argumentos como que quien tenga recursos pague, o que el Estado no puede despilfarrar recursos en universidades de mala calidad las cuales en vez de prestársele toda la ayuda para mejorar, deben cerrar sus puertas, pues la ley del mercado deja vivos a los más capaces.

Mientras eso ocurre, las universidades privadas y las privatizadas se van convirtiendo aceleradamente en polea de transmisión de las políticas del Banco Mundial sin que a nadie le duela el país. La libertad de cátedra y expresión de profesores y estudiantes no tiene cabida en ninguna universidad confesional, característica que distingue a las privadas.

QUINTA MENTIRA: HACER EXTENSION UNIVERSITARIA ES CREAR UNA AGENCIA DE CONSULTORIA

Abocados al hecho de que ningún reajuste de matrículas por escandaloso que sea puede suplir los aportes del presupuesto nacional o, a la inversa, que no hay relación empírica entre el valor de las matrículas y el déficit de las universidades , pero atormentados por las continuas requisiciones del Banco Mundial para que reduzcan el déficit presupuestal nacional, los gobiernos hallaron la solución en un mecanismo que ha resultado peor que el remedio, al menos para las universidades: La búsqueda de recursos propios a través de la venta de servicios.

Irónicamente, el argumento ha encontrado parte de su justificación en el real clamor de que la universidad debe vincularse con la sociedad. Se ha insistido en que la universidad no puede seguir siendo especie de torre de marfil, sin relación con la sociedad y el sector productivo del país. Pero la solución consistió en inventarse los más inverosímiles negocios usando la infraestructura de la universidad.

El más socorrido ha sido el de ir convirtiendo a las facultades y centros de investigación en agencias de consultoría. Sin detenernos en el recuento de los beneficios que obtiene el empresario (como por ejemplo mano de obra altamente calificada a un costo irrisorio), veamos algunos de los efectos en la universidad.

De una parte, no es cierto que ese tipo de actividades potencialicen el componente científico e investigativo de la universidad o de los docentes. Se trata de trabajos en los cuales se aplican una serie de fórmulas conocidas, es decir, se trata de los ?problemas? finales de los textos del doctor Baldor. Hay por ejemplo universidades que se han especializado en vender planes de desarrollo municipales, los cuales tienen una irresistible tendencia a ser idénticos los unos a los otros, porque les falta el componente investigativo.

En consecuencia, tampoco es cierto que la esencia de la universidad -ser educadora y generadora de conocimientos- se vea enaltecida por estos contratos.

Mientras eso ocurre, la verdadera investigación no existe y se sigue pregonando que confiando en la (quebrada) empresa privada los fondos llegarán .

Forma encubierta de la misma solución que estamos analizando es la proliferación de posgrados. En muy pocos casos su establecimiento cuenta con los estudios previos que sería de suponer. Quizá lo único que existe es el cálculo ?a ojo de buen cubero? de que por allí hay una mina de plata. Con rimbombantes nombres se crean a diestra y siniestra nuevas especializaciones que por la forma y fines con los cuales son puestos en marcha no apuntan a resolver ningún tipo de problema a la sociedad.

Desafortunadamente los más lesionados con este proceder han sido los profesores adscritos al escalafón docente en primaria y secundaria, quienes ante la necesidad de obtener cierta cantidad de créditos se ven impelidos a gastar sus magros salarios en posgrados que en muy raras ocasiones pueden compartir con sus alumnos por la inocuidad de lo aprendido.

Mientras tanto las universidades van clausurando uno tras otro los programas de pregrado que no ofrezcan una curva de rentabilidad adecuada, adoptando en cambio los mencionados posgrados o ciertas carreras que tienen mercado asegurado aunque no sean de urgente necesidad. ?Cuántas universidades públicas han montado derecho en los últimos cinco años y cuántas han ofrecido ingeniería de alimentos o de sistemas? Aquí vuelve a ponerse en evidencia que el carácter ?público? de las universidades implica participar en la solución de problemas del país -sin convertirlas, claro está, en entidades de beneficencia o pócima a la solución de todos los problemas nacionales-, tarea que no puede cumplir una universidad privatizada donde el astrolabio siempre debe marcar hacia la estrella polar reconocible por su forma de ese atravezada verticalmente por dos líneas.

UNA VERDAD

La reforma curricular que necesitamos debe partir del propósito de construir una universidad que se convierta en soporte del desarrollo soberano del país. De ahí que sea importante lograr que por sus venas circulen aquellos conocimientos científicos que garanticen uno y otro aspecto. Por supuesto, muchas fuerzas complotan consciente e inconscientemente para que el rumbo sea otro, pero está en manos de profesores y estudiantes evitar que así siga ocurriendo.

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